De nuevo, el desinterés y la falta de seriedad de quienes (se supone) deben estar detrás de la difusión de los encuentros oficiales de la selección venezolana de fútbol, nos privaron de ver el choque en vivo por TV. ¿Y así queremos llegar al Mundial?
En el mundo somos casi seis mil millones de personas, y casi todos, nos expresamos de múltiples maneras. Unos hablan por señas, algunos leen, otros a través del tacto, y los más osados pueden decirse cosas con sólo mirarse. También está, por su puesto, la lengua oral y escrita, con sus múltiples variaciones.
Usted amigo lector pensará ¿y que tiene esto que ver con el fútbol? Muy sencillo. En aras de levantar el acerbo cultural de los fanáticos venezolanos del fútbol, a la FVF y a quienes tienen la responsabilidad de levantar las transmisiones de los partidos de la selección nacional, se les ocurrió la genial idea de que los venezolanos necesitamos aprender japonés. ¡Domo arigato, siempre he querido hablar japonés!
Además, se inventaron un esquema muy simple para hacerlo. Vamos a colocar a esta camada de conejillos de indias frente a los monitores de sus computadoras, a intentar descifrar la transmisión del primer partido de la selección nacional del 2010, ante los nipones, tomada desde un canal japonés (y en su idioma de origen) que estaría colocada en Internet.
Si una de las cosas que se ha criticado tanto a la FVF fue la poca difusión que se le ha dado al torneo local, que se fue a la clandestinidad por un contrato mil millonario con una televisora de cable; no es justo (o cuando menos conveniente) que a la selección, esa que (se supone) es de todos, le ocurra lo mismo que al campeonato de liga.
De nuevo, la improvisación, el desinterés de quienes deben transmitir (todavía con la resaca de la final Caracas Magallanes y embelezados por la pachanga de la Serie del Caribe) y la falta de orden son la moneda con la que le pagan (otra vez) a los seguidores del balompié nacional, que se vieron sometidos a una tortura dependiente de la velocidad del ancho de banda de su Internet.
Mientras esto se mantenga así, el fútbol siempre quedará relegado a un segundo plano detrás (muy detrás) del béisbol, del baloncesto, del pico pico o de las caimanearas dominicales.
Y más allá de la actuación de la selección (rácana, como ya nos acostumbra, pero con buenos resultados), una de las primeras grandes reflexiones debe ser esta. Farías pide (y con razón) jugar ante equipos mundialistas, par tratar de ponernos a ese nivel, pero la FVF y la dirigencia encargada de difundir y masificar el balompié, deben estar acorde con las exigencias del seleccionador. De no ser así, podremos mejorar mucho en la cancha, pero seguiremos estando lejos del sueño mundialista.
Si no, tendremos que volvernos poliglotas y empezar a practicar aquellos idiomas (y aclimatarnos a los usos horarios), de los equipos a los que visite nuestra querida Vinotinto. Sayonara.
lunes, 8 de febrero de 2010
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