Es hora de hacer evaluaciones. Con la extinción de la llama del pebetero en China, se termina un ciclo olímpico que debió representar una confirmación para Venezuela, y terminó convirtiéndose en una decepción.
Pero no por culpa de los atletas. En realidad ellos no tienen que cargar con la cruz de todo lo que ocurrió al otro lado del mundo, muchos son héroes, como Dalia Contreras, que ganó su bronce para el país con la incumplida promesa de una vivienda propia hace cuatro años atrás cuando quedó entre las ocho mejores del mundo.
Ese es un ejemplo. Pero así hay muchos más. Alejandra Benítez, la bella esgrimista, siempre se quejó de que parecía que los federativos no utilizaban el dinero “de manera apropiada” para preparar a los atletas. Si, es cierto, esa vez hubo más recursos, hubo más preparación, pero no fue suficiente y eso quedo plasmado en el medallero. Hubo casos donde a pesar de que los recursos estaban, los meses previos fueron duros, con escasa preparación o con poco aprovechamiento de los mismos (más viajes a competencias internacionales sería una gran idea ¿verdad?) para lograr una preparación “de elite” más larga, ajustada al reto asumido.
Para colmo, la lectura de las autoridades, que son los verdaderos responsables del “descalabro” que ocurrió, se pasea por banalidades como esta: “Quizás dentro de nuestra delegación falta un súper atleta con un liderazgo mayor como si los hay en otros países”. O también “En estos Juegos Olímpicos, nos hemos encontrado con grandes avances en biomecánica y medicina aplicada al deporte, nos hemos dado cuenta que estamos un paso por detrás de las grandes naciones…”
¿Qué clase de excusas absurdas son esas? ¿Acaso Dalia Contreras, no es una “súper atleta”? Es una necedad comparar a nuestros muchachos con gente del calibre de Michael Phelps o Husain Bolt, que viven exclusivamente del deporte que practican. Ellos cuentan con becas de estudio que si les permiten llevar a cabo una preparación adecuada y ajustada a sus planes olímpicos, el Estado (no el gobierno de turno) es garante de otorgar recursos bien canalizados para su adecuada preparación, y claro, la empresa privada (que en este país sufre de alergia por el deporte amateur) se involucra directamente con los atletas (a quienes ve como potenciales vendedores de sus marcas y apuesta a su victoria en las justas olímpicas) y aporta lo que el Estado deja de dar.
Acá, los atletas como Dalia, estudian, trabajan y entrenan, mientras que en otros países, solo viven para entrenar su deporte… Así se crean los “súper atletas”, expresión ridícula de algo que no existe, pues todos somos humanos de carne y hueso y con virtudes y defectos como cualquier otro, sea de la nacionalidad que sea ¿Qué no se niega que hay unos más talentosos que otros? Si, es cierto, pero la preparación es fundamental, y ahí fallamos. Y mucho.
Es ridícula la excusa sobre la medicina deportiva y los avances en biomecánica, cuando se supone que desde hace cinco años Venezuela cuenta con una estructura en este apartado (la Sociedad Venezolana de Biomecánica Aplicada Al Deporte, SOVEBIADE) que viene a ser la segunda en América Latina en este tema, que no es más que un simple cascarón vacío que no ha podido desarrollar nada en pro del deporte nacional (al menos eso dicen los resultados), además de una “Universidad del Deporte” en Yaracuy, en la que se supone se preparan a entrenadores y estudiosos de las “ciencias del deporte”. No dan resultados, algo pasa, hay que analizar estas fallas.
Pero sobre todo, el peor error fue el de vender humo y hacer de la llegada de 109 atletas criollos a Beijing, un gran show mediático. Típico de aquellos que gustan de ganar indulgencias con escapulario ajeno. Era completamente innecesario forrar las autopistas con los rostros de esfuerzo de los atletas, fue excesiva la propaganda (ya ahí no es publicidad o promoción) ejercida sobre los muchachos, era exagerada la expectativa creada sobre la gente, que no está conciente realmente de las dificultades que deben trascender estos muchachos y muchachas, y sumándoles una carga de presión que no debía ser.
Presión con la que además, ningún atleta venezolano esta acostumbrado a lidiar, pues para quienes seguimos el deporte desde hace ya mucho tiempo (toda la vida), solemos ver como los deportistas venezolanos (profesionales o amateurs, es exactamente igual en ambos extremos) son de psiquis frágil, y ante el momento de dar el asalto definitivo a la victoria, la presión se los lleva. Esto, claro, es perfectamente manejable desde la perspectiva psicológica, como ya lo hiciera Richard Páez en la selección venezolana de fútbol, donde quitó los miedos e hizo a los jugadores criollos creer en sus capacidades. Aplicar la Inteligencia Emocional a deporte.
Los directivos asumieron que el solo hecho de llegar con más, significaba que iba a ser mejor. Y esto no es necesariamente así. A Atenas se fue con una cifra cercana a los 50 atletas, y se trajeron 3 medallas. Si la preparación no fue buena, podrán llevar 500 deportistas, pero los resultados seguirán siendo los mismos.
Mientras la plata siga invertida en largas comitivas de acompañantes diplomáticos que revenden las entradas a los eventos, o en entrenadores disfrazados de Mesías venidos desde todas partes del mundo para pelearse con sus dirigidos (como en la selección masculina de voleibol, por ejemplo), y la empresa privada siga teniendo ese “recelo” por el deporte amateur, seguiremos viendo a nuestros súper atletas, que trabajan, estudian, entrenan y se sacrifican por sus sueños, caer ante otros mejor preparados. A pesar de todas las promesas, no han cambiado mucho las cosas en el deporte amateur. Puro “oro a la revolución deportiva”, caraj.
lunes, 25 de agosto de 2008
Hablando se entiende la gente
Edwin Zerpa jamás se imaginó que sus declaraciones de hace 3 meses traerían estas consecuencias. Hoy hay una revuelta generalizada de peloteros venezolanos que se niegan a participar en el Clásico Mundial de Béisbol, porque sienten vulnerados sus derechos. Y no les quito razón, pero la forma en la que lo han hecho, pone en jaque toda posibilidad siquiera de participar dignamente en el World Baseball Clasic 09.
Pero vayamos hacia atrás y recordemos un poco el por qué de esta situación: En 2006, los peloteros se mostraron animados y entusiastas por participar en el certamen de naciones, pero vieron limitados ellos cupos de entradas para sus familiares y amigos, cosa que parece no caló nada bien en la delegación nacional, más aun cuando ciertos personajes ajenos al juego hacían acto de presencia en el Club House del equipo (recinto sagrado del pelotero), ante la mirada impávida de quienes dirigían en su momento al equipo. Además, estos personajes si llevaban a amigos y familiares al estadio a ubicarse en cómodos asientos, con lujos que no tuvieron ni los propios familiares de quienes defendían a Venezuela en aquel momento.
La preparación fue un mero alarde publicitario, para hacerse fotos y llenar el Universitario y el José Pérez Colmenares y hacerle propagada a la marca que patrocinaba al equipo. Ah, por cierto, los uniformes de Venezuela fueron los últimos en llegar, pues fueron modificados porque la referida marca había colocado su publicidad en la camiseta y esto simplemente no era admitido por MLB. Cosa que, por su puesto, enfureció a los beisbolistas que apenas horas antes de cantar la voz de paly ball era que recibían la indumentaria a utilizar en el terreno.
Ante tanto desorden, los peloteros simplemente se revelaron para esta nueva edición. Quieren que las cosas se hagan bien. Pero, ¿están haciendo ellos las cosas de manera apropiada? Basados en parte en las declaraciones de Edwin Zerpa, donde “sugirió” que “los peloteros y el pueblo” debían ser coparticipes de la elección del manager del equipo nacional, el “grupo Detroit” se ha alzado contra toda decisión que se tome en el seno de la directiva, sea buena o mala.
La designación de Sojo fue el desencadenante de los acontecimientos. El grupo que dice encabezar la voz de los peloteros de Grandes Ligas, se declaró en contra de la designación pues “ellos no habían sido consultados”… Yo me pregunto: ¿Acaso Bob Abreu, Derek Jeter o Alex Rodríguez fueron consultados acerca de si Joe Girardi era el mejor manager para los Yankees? ¿Acaso creen ustedes, que en España hicieron una consulta entre los posibles candidatos a representar a “la furia” en la Eurocopa para ver si querían o no a Luís Aragonés? ¡Eso no existe, en ninguna parte del mundo, en ningún deporte del mundo! Los peloteros deben respetar las designaciones de los directivos, estén o no de acuerdo.
Pero los dirigentes, también deben respetar a los peloteros, que son quienes ponen su alma en el terreno para tratar de ganar. Deben sentarse a negociar. No queda otra. El nombramiento de Sojo es irreversible, “Esto es lo que hay” dirían Los Amigos Invisibles, y eso deben respetarlo los jugadores, que, por el contrario, también deben exigir que se les respeten sus derechos. Accesos “dignos” para sus familiares, comodidades a la altura de una selección nacional, equipamiento del equipo al día, una preparación apropiada, y claro, evitar que ciertos personajes que solo buscan figurar metan sus manos en el conjunto para satisfacer apetencias personales, económicas, e incluso políticas, que en nada benefician al equipo.
MLB debería imponer un “cuaderno de cargos” (al ser un torneo regulado por ellos podrían hacerlo perfectamente) tanto a directivos como a peloteros, para que se rijan bajo ciertos parámetros y normas, que eviten en un futuro este tipo de bochornos como el que vivimos en tiempos recientes, con tanta disputa baladí.
Haciendo esto, puedo garantizar que con un grupo de peloteros contentos y bien preparados, y una dirigencia lo suficientemente madura como para asumir las riendas del equipo como es debido, las posibilidades de éxito serán muy altas. Pero hay que trabajarlo, hablarlo, negociarlo, y ya no queda mucho tiempo. Dice el viejo refrán, “Hablando se entiende la gente”… Bueno, habrá que aplicarla.
Pero vayamos hacia atrás y recordemos un poco el por qué de esta situación: En 2006, los peloteros se mostraron animados y entusiastas por participar en el certamen de naciones, pero vieron limitados ellos cupos de entradas para sus familiares y amigos, cosa que parece no caló nada bien en la delegación nacional, más aun cuando ciertos personajes ajenos al juego hacían acto de presencia en el Club House del equipo (recinto sagrado del pelotero), ante la mirada impávida de quienes dirigían en su momento al equipo. Además, estos personajes si llevaban a amigos y familiares al estadio a ubicarse en cómodos asientos, con lujos que no tuvieron ni los propios familiares de quienes defendían a Venezuela en aquel momento.
La preparación fue un mero alarde publicitario, para hacerse fotos y llenar el Universitario y el José Pérez Colmenares y hacerle propagada a la marca que patrocinaba al equipo. Ah, por cierto, los uniformes de Venezuela fueron los últimos en llegar, pues fueron modificados porque la referida marca había colocado su publicidad en la camiseta y esto simplemente no era admitido por MLB. Cosa que, por su puesto, enfureció a los beisbolistas que apenas horas antes de cantar la voz de paly ball era que recibían la indumentaria a utilizar en el terreno.
Ante tanto desorden, los peloteros simplemente se revelaron para esta nueva edición. Quieren que las cosas se hagan bien. Pero, ¿están haciendo ellos las cosas de manera apropiada? Basados en parte en las declaraciones de Edwin Zerpa, donde “sugirió” que “los peloteros y el pueblo” debían ser coparticipes de la elección del manager del equipo nacional, el “grupo Detroit” se ha alzado contra toda decisión que se tome en el seno de la directiva, sea buena o mala.
La designación de Sojo fue el desencadenante de los acontecimientos. El grupo que dice encabezar la voz de los peloteros de Grandes Ligas, se declaró en contra de la designación pues “ellos no habían sido consultados”… Yo me pregunto: ¿Acaso Bob Abreu, Derek Jeter o Alex Rodríguez fueron consultados acerca de si Joe Girardi era el mejor manager para los Yankees? ¿Acaso creen ustedes, que en España hicieron una consulta entre los posibles candidatos a representar a “la furia” en la Eurocopa para ver si querían o no a Luís Aragonés? ¡Eso no existe, en ninguna parte del mundo, en ningún deporte del mundo! Los peloteros deben respetar las designaciones de los directivos, estén o no de acuerdo.
Pero los dirigentes, también deben respetar a los peloteros, que son quienes ponen su alma en el terreno para tratar de ganar. Deben sentarse a negociar. No queda otra. El nombramiento de Sojo es irreversible, “Esto es lo que hay” dirían Los Amigos Invisibles, y eso deben respetarlo los jugadores, que, por el contrario, también deben exigir que se les respeten sus derechos. Accesos “dignos” para sus familiares, comodidades a la altura de una selección nacional, equipamiento del equipo al día, una preparación apropiada, y claro, evitar que ciertos personajes que solo buscan figurar metan sus manos en el conjunto para satisfacer apetencias personales, económicas, e incluso políticas, que en nada benefician al equipo.
MLB debería imponer un “cuaderno de cargos” (al ser un torneo regulado por ellos podrían hacerlo perfectamente) tanto a directivos como a peloteros, para que se rijan bajo ciertos parámetros y normas, que eviten en un futuro este tipo de bochornos como el que vivimos en tiempos recientes, con tanta disputa baladí.
Haciendo esto, puedo garantizar que con un grupo de peloteros contentos y bien preparados, y una dirigencia lo suficientemente madura como para asumir las riendas del equipo como es debido, las posibilidades de éxito serán muy altas. Pero hay que trabajarlo, hablarlo, negociarlo, y ya no queda mucho tiempo. Dice el viejo refrán, “Hablando se entiende la gente”… Bueno, habrá que aplicarla.
domingo, 10 de agosto de 2008
¿QUÉ SABE USTED?...
Ante las declaraciones de Joseph Blatter, donde afirma “apoyar” la idea del cambio de color de nuestra vinotinto, solo me queda decir:
Joseph Blatter… ¿Que sabe usted de sentimiento nacional? Es una ironía, que siendo el mandamás de una de las organizaciones que aglutinan más países en el mundo (más que la ONU o el COI), usted no tenga ni idea de eso que llaman amor por lo propio. Por unos colores y los sentimientos e ideales que ello representan.
Usted, es simplemente un mercenario más, que ha vivido del fútbol durante toda su vida, y que quizás ya no se acuerda cuando fue la última vez que vistió de corto y sudó una remera en un campo. No sabe del sentimiento de un jugador por sus colores, por la personalidad que las sociedades adquieren asociados a esta emoción que se genera en el amor hacia unos matices pintados sobre una camiseta.
No debe tener ni idea de lo que es besar una camisa por amor a su país, como lo hace ese futbolista enamorado del gol que roza la gloria al alcanzar el clímax de la anotación, y besa el escudo y la franela que porta con orgullo, porque representa a una nación, a un pueblo, a una idea, a un sentimiento.
Tampoco sabe lo que es estar en una grada, brincando y empujando por un equipo, porque desde hace años lo hace desde un palco, cómodamente sentado rodeado de opulencia y lujos. Le puedo asegurar que ya ni a Suiza le hincha, al menos por una cuestión de ética (¿acaso sabe usted que quiere decir eso?) debería ser así.
No sabe nada de ese sentimiento del aficionado, que sufre cada derrota y vive con intensidad la victoria, que se apasiona cuando ve a sus estrellas patrias en la cancha entregándolo todo por amor a su país, ese que aprende a querer una idea disfrazada de color, que abraza con cariño su bandera y su franela patria como quien quiere a un hermano o a un familiar que tiene años que no ve cada vez que juega su selección.
Pero claro señor Blatter: ¿Qué sabe usted, de colores y amores? Si el único color que parece gustarle es el verde, y no precisamente por que este sea el color del césped. Y su organización ya poco o nada protege a sus agremiados pues su gran amor es el dinero que producen cada cuatro años, montando un festín comercial donde solo se busca un campeón, que quizás no sea el mejor, o el que juegue más bonito, pero que al final de cuentas, dejará las arcas de la entidad que usted representa llenas.
Usted no sabe de patria señor Blatter. Es un político disfrazado de dirigente de fútbol. Uno como esos que tuvieron la osadía de pensar que podían cambiar el vinotinto de nuestra camiseta nacional y pensar que nos íbamos a quedar callados. Usted no puede avalar esto, señor Blatter. Si acaso hay un resquicio de honorabilidad en el organismo que usted dirige, es imposible que lo haga.
No nos deje como parias, buscando agarrarle cariño a unos colores que al final no serán sino el producto de un nuevo capricho, como el cambiar la bandera o el escudo (cosa que ya hicieron, además). Si avala esta atrocidad, señor Blatter, entenderé que usted no es más que un completo ignorante, alguien que no sabe nada de nada.
Joseph Blatter… ¿Que sabe usted de sentimiento nacional? Es una ironía, que siendo el mandamás de una de las organizaciones que aglutinan más países en el mundo (más que la ONU o el COI), usted no tenga ni idea de eso que llaman amor por lo propio. Por unos colores y los sentimientos e ideales que ello representan.
Usted, es simplemente un mercenario más, que ha vivido del fútbol durante toda su vida, y que quizás ya no se acuerda cuando fue la última vez que vistió de corto y sudó una remera en un campo. No sabe del sentimiento de un jugador por sus colores, por la personalidad que las sociedades adquieren asociados a esta emoción que se genera en el amor hacia unos matices pintados sobre una camiseta.
No debe tener ni idea de lo que es besar una camisa por amor a su país, como lo hace ese futbolista enamorado del gol que roza la gloria al alcanzar el clímax de la anotación, y besa el escudo y la franela que porta con orgullo, porque representa a una nación, a un pueblo, a una idea, a un sentimiento.
Tampoco sabe lo que es estar en una grada, brincando y empujando por un equipo, porque desde hace años lo hace desde un palco, cómodamente sentado rodeado de opulencia y lujos. Le puedo asegurar que ya ni a Suiza le hincha, al menos por una cuestión de ética (¿acaso sabe usted que quiere decir eso?) debería ser así.
No sabe nada de ese sentimiento del aficionado, que sufre cada derrota y vive con intensidad la victoria, que se apasiona cuando ve a sus estrellas patrias en la cancha entregándolo todo por amor a su país, ese que aprende a querer una idea disfrazada de color, que abraza con cariño su bandera y su franela patria como quien quiere a un hermano o a un familiar que tiene años que no ve cada vez que juega su selección.
Pero claro señor Blatter: ¿Qué sabe usted, de colores y amores? Si el único color que parece gustarle es el verde, y no precisamente por que este sea el color del césped. Y su organización ya poco o nada protege a sus agremiados pues su gran amor es el dinero que producen cada cuatro años, montando un festín comercial donde solo se busca un campeón, que quizás no sea el mejor, o el que juegue más bonito, pero que al final de cuentas, dejará las arcas de la entidad que usted representa llenas.
Usted no sabe de patria señor Blatter. Es un político disfrazado de dirigente de fútbol. Uno como esos que tuvieron la osadía de pensar que podían cambiar el vinotinto de nuestra camiseta nacional y pensar que nos íbamos a quedar callados. Usted no puede avalar esto, señor Blatter. Si acaso hay un resquicio de honorabilidad en el organismo que usted dirige, es imposible que lo haga.
No nos deje como parias, buscando agarrarle cariño a unos colores que al final no serán sino el producto de un nuevo capricho, como el cambiar la bandera o el escudo (cosa que ya hicieron, además). Si avala esta atrocidad, señor Blatter, entenderé que usted no es más que un completo ignorante, alguien que no sabe nada de nada.
martes, 5 de agosto de 2008
0 Mezquindad
El nombramiento de Luís Sojo como manager de la selección venezolana que irá a la segunda edición del World Baseball Clasic, ha arrastrado polémica. Era lógico. No pocos querían “un cambio” (si es que se puede decir esto de un equipo que se reúne una vez cada 3 o 4 años, y que ciertamente carece de la continuidad de otro tipo de selecciones, como las de fútbol o baloncesto, por ejemplo), y creo casi todos recordamos (algunos incluso con dolor) como se maltrató la primera experiencia del torneo con un grupo de peloteros y técnicos que no dieron la cara sino mucho tiempo después.
Pero las circunstancias hoy en día son distintas. En aquella ocasión, todo estaba dado para que David Concepción fuera el timonel del equipo, y no lo fue por una maniobra publicitaria de gente que hoy (Gracias a Dios) permanece fuera de la organización del combinado nacional. Ahora, Sojo ha sido parte de un proceso en el cual hubo una lista de candidatos que fue depurada hasta llegar a él y Alfredo Pedrique como los dos “finalistas”, casi como si de un Miss Venezuela se tratase, digo, por el drama donde solo falta la frase “si la ganadora no puede cumplir con la responsabilidad, la primera finalista será la que tome su lugar, etc…”
Sojo además es ahora un manejador diferente al de 2006. Primero, es manager a tiempo completo, no esa figura despreciable del “manager-jugador” (o eres chicha, o limonada, la “limochicha” no existe), que no tiene la cabeza ni dentro ni fuera del terreno, prácticamente en un limbo. Luego, supo manejar a un equipo en problemas como Cardenales de Lara, que no contaba con grandes figuras en el papel y se los llevó hasta la final del torneo pasado de la LVBP, demostrando criterio para manejar sus lanzadores, y buenas capacidades como técnico, sobre todo, sabiendo mantener motivado al grupo.
El petareño además, en sus primeras declaraciones, dice haber aprehendido de los errores del pasado, y evitará repetir los viejos vicios (compadrazgos, amiguismos, dejar que otros decidan por él, imponer sus criterios a jugadores y demás personajes que rodean al equipo), y dice contar con el aval de la directiva del equipo nacional para conseguir una serie de encuentros preparatorios que pudieran ser sumamente útiles para llegar a tono.
Este nombramiento no sorprende. No es producto de una rosca, ni de un ardid publicitario (como si lo fue en 2006), fue producto de un proceso de evaluación donde al final (gústenos o no) Sojo resulto mejor que los demás. Ahora solo queda esperar a que de verdad se haga reflexión sobre los errores del pasado, se erradiquen los viejos vicios que tanto daño le hacen a nuestras aspiraciones (empezando por el exacerbado triunfalismo de todos, medios, jugadores, técnicos y aficionados), y empujemos todos del carro, juntos, sin mezquindades (ojo Magglio, es contigo), porque este es nuestro manager y de su éxito dependerá que lo hagamos bien o mal en el Clásico Mundial de 2009.
Pero las circunstancias hoy en día son distintas. En aquella ocasión, todo estaba dado para que David Concepción fuera el timonel del equipo, y no lo fue por una maniobra publicitaria de gente que hoy (Gracias a Dios) permanece fuera de la organización del combinado nacional. Ahora, Sojo ha sido parte de un proceso en el cual hubo una lista de candidatos que fue depurada hasta llegar a él y Alfredo Pedrique como los dos “finalistas”, casi como si de un Miss Venezuela se tratase, digo, por el drama donde solo falta la frase “si la ganadora no puede cumplir con la responsabilidad, la primera finalista será la que tome su lugar, etc…”
Sojo además es ahora un manejador diferente al de 2006. Primero, es manager a tiempo completo, no esa figura despreciable del “manager-jugador” (o eres chicha, o limonada, la “limochicha” no existe), que no tiene la cabeza ni dentro ni fuera del terreno, prácticamente en un limbo. Luego, supo manejar a un equipo en problemas como Cardenales de Lara, que no contaba con grandes figuras en el papel y se los llevó hasta la final del torneo pasado de la LVBP, demostrando criterio para manejar sus lanzadores, y buenas capacidades como técnico, sobre todo, sabiendo mantener motivado al grupo.
El petareño además, en sus primeras declaraciones, dice haber aprehendido de los errores del pasado, y evitará repetir los viejos vicios (compadrazgos, amiguismos, dejar que otros decidan por él, imponer sus criterios a jugadores y demás personajes que rodean al equipo), y dice contar con el aval de la directiva del equipo nacional para conseguir una serie de encuentros preparatorios que pudieran ser sumamente útiles para llegar a tono.
Este nombramiento no sorprende. No es producto de una rosca, ni de un ardid publicitario (como si lo fue en 2006), fue producto de un proceso de evaluación donde al final (gústenos o no) Sojo resulto mejor que los demás. Ahora solo queda esperar a que de verdad se haga reflexión sobre los errores del pasado, se erradiquen los viejos vicios que tanto daño le hacen a nuestras aspiraciones (empezando por el exacerbado triunfalismo de todos, medios, jugadores, técnicos y aficionados), y empujemos todos del carro, juntos, sin mezquindades (ojo Magglio, es contigo), porque este es nuestro manager y de su éxito dependerá que lo hagamos bien o mal en el Clásico Mundial de 2009.
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