lunes, 25 de agosto de 2008

Hablando se entiende la gente

Edwin Zerpa jamás se imaginó que sus declaraciones de hace 3 meses traerían estas consecuencias. Hoy hay una revuelta generalizada de peloteros venezolanos que se niegan a participar en el Clásico Mundial de Béisbol, porque sienten vulnerados sus derechos. Y no les quito razón, pero la forma en la que lo han hecho, pone en jaque toda posibilidad siquiera de participar dignamente en el World Baseball Clasic 09.

Pero vayamos hacia atrás y recordemos un poco el por qué de esta situación: En 2006, los peloteros se mostraron animados y entusiastas por participar en el certamen de naciones, pero vieron limitados ellos cupos de entradas para sus familiares y amigos, cosa que parece no caló nada bien en la delegación nacional, más aun cuando ciertos personajes ajenos al juego hacían acto de presencia en el Club House del equipo (recinto sagrado del pelotero), ante la mirada impávida de quienes dirigían en su momento al equipo. Además, estos personajes si llevaban a amigos y familiares al estadio a ubicarse en cómodos asientos, con lujos que no tuvieron ni los propios familiares de quienes defendían a Venezuela en aquel momento.

La preparación fue un mero alarde publicitario, para hacerse fotos y llenar el Universitario y el José Pérez Colmenares y hacerle propagada a la marca que patrocinaba al equipo. Ah, por cierto, los uniformes de Venezuela fueron los últimos en llegar, pues fueron modificados porque la referida marca había colocado su publicidad en la camiseta y esto simplemente no era admitido por MLB. Cosa que, por su puesto, enfureció a los beisbolistas que apenas horas antes de cantar la voz de paly ball era que recibían la indumentaria a utilizar en el terreno.

Ante tanto desorden, los peloteros simplemente se revelaron para esta nueva edición. Quieren que las cosas se hagan bien. Pero, ¿están haciendo ellos las cosas de manera apropiada? Basados en parte en las declaraciones de Edwin Zerpa, donde “sugirió” que “los peloteros y el pueblo” debían ser coparticipes de la elección del manager del equipo nacional, el “grupo Detroit” se ha alzado contra toda decisión que se tome en el seno de la directiva, sea buena o mala.

La designación de Sojo fue el desencadenante de los acontecimientos. El grupo que dice encabezar la voz de los peloteros de Grandes Ligas, se declaró en contra de la designación pues “ellos no habían sido consultados”… Yo me pregunto: ¿Acaso Bob Abreu, Derek Jeter o Alex Rodríguez fueron consultados acerca de si Joe Girardi era el mejor manager para los Yankees? ¿Acaso creen ustedes, que en España hicieron una consulta entre los posibles candidatos a representar a “la furia” en la Eurocopa para ver si querían o no a Luís Aragonés? ¡Eso no existe, en ninguna parte del mundo, en ningún deporte del mundo! Los peloteros deben respetar las designaciones de los directivos, estén o no de acuerdo.

Pero los dirigentes, también deben respetar a los peloteros, que son quienes ponen su alma en el terreno para tratar de ganar. Deben sentarse a negociar. No queda otra. El nombramiento de Sojo es irreversible, “Esto es lo que hay” dirían Los Amigos Invisibles, y eso deben respetarlo los jugadores, que, por el contrario, también deben exigir que se les respeten sus derechos. Accesos “dignos” para sus familiares, comodidades a la altura de una selección nacional, equipamiento del equipo al día, una preparación apropiada, y claro, evitar que ciertos personajes que solo buscan figurar metan sus manos en el conjunto para satisfacer apetencias personales, económicas, e incluso políticas, que en nada benefician al equipo.

MLB debería imponer un “cuaderno de cargos” (al ser un torneo regulado por ellos podrían hacerlo perfectamente) tanto a directivos como a peloteros, para que se rijan bajo ciertos parámetros y normas, que eviten en un futuro este tipo de bochornos como el que vivimos en tiempos recientes, con tanta disputa baladí.

Haciendo esto, puedo garantizar que con un grupo de peloteros contentos y bien preparados, y una dirigencia lo suficientemente madura como para asumir las riendas del equipo como es debido, las posibilidades de éxito serán muy altas. Pero hay que trabajarlo, hablarlo, negociarlo, y ya no queda mucho tiempo. Dice el viejo refrán, “Hablando se entiende la gente”… Bueno, habrá que aplicarla.

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